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Cambiar el filtro del habitáculo, cuestión de seguridad activa

Filtro del habitáculo

Sustituir periódicamente el filtro del habitáculo de tu vehículo es una cuestión de seguridad activa. La diferencia entre circular con este elemento en perfectas condiciones o hacerlo con uno saturado puede ser una serie de estornudos que hará que pierdas de vista la carretera durante unos segundos. Si circulas a 120 km/h, cada uno de ellos puede costarte unos 33 metros por segundo de visión nula, ya que es imposible estornudar con los ojos abiertos.

Precisamente es la primavera la época del año en la que resulta más conveniente que te asegures de que tu coche cuenta con un filtro del habitáculo en un estado adecuado. Esto se debe a que en esta estación es cuando suele circular mayor cantidad de polen, que estimula los síntomas de las alergias.

El filtro del habitáculo va instalado en la parte frontal del vehículo, donde se produce la entrada de aire a su interior. Tal y como explica el fabricante Bosch, la suciedad que se encuentra por delante del vehículo es susceptible de entrar dentro del automóvil. Estamos hablando de hollín, partículas sólidas, polen, bacterias y óxidos de nitrógeno, entre otros contaminantes, los cuales son retenidos por el filtro del habitáculo, que evita así que lleguen a tus pulmones. A cambio, este elemento se va obstruyendo, saturado por las partículas.

Por este motivo, conviene que acudas a tu taller de confianza a sustituir este filtro cada 15.000 km o una vez al año. En realidad, el coste de uso de este elemento es de entre 3 y 10 céntimos cada día. Un precio que, sin duda, merece la pena asumir a cambio de la seguridad efectiva del vehículo. 

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