Conducir de manera eficiente no consiste únicamente en hacerlo con marchas largas. De hecho, si son demasiado largas puedes llegar a dañar tu coche. En ocasiones, conviene incluso revolucionar un poco más el motor para evitar que consuma más.
Así lo explica El País, que indica que acostumbrar a la mecánica un coche diésel a circular por debajo de las 2.000 rpm puede acumular suciedad que, a su vez, puede resultar perjudicial para el rendimiento del vehículo. Esta es la razón por la que este medio recomienda aprovechar ciertas circunstancias para revolucionar el coche y eliminar un exceso de carbonillas.
En concreto, esas situaciones son cinco:
- Al subir un puerto: si en una pendiente el coche no puede mantener los 120 km/h por mucho que se pise el acelerador, es necesario reducir y aumentar las revoluciones. Así evitarás ahogar le motor.
- Al incorporarte a una autovía: también se puede aprovechar esta circunstancia para revolucionar un poco el motor, ya que se necesita ganar velocidad sin entorpecer a los demás conductores.
- Al adelantar: bajar una marcha y aumentar revoluciones nos permitirá adelantar más rápido y de manera más segura. De paso, si lo haces, limpiarás el motor.
- Al bajar una pendiente pronunciada: si circulas en marchas cortas en cuestas empinadas preservarás las pastillas de freno y controlarás mejor el vehículo.
- Al circular por autovía, sobre todo si circulas habitualmente por ciudad: es el mejor momento para conducir durante 15 o 20 minutos con el coche revolucionado y exigir un poco más al motor para que la suciedad no lo estropee.
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Fuente: El País.