Este invierno está siendo especialmente crudo en muchas zonas de España. Las intensas nevadas y heladas obligan a las autoridades a echar sal en carreteras y calles. El problema es que esa sal puede acelerar la oxidación de distintas partes del automóvil.
Algunos de los elementos que sufren las consecuencias de la sal son, tal y como destaca el diario ABC, amortiguadores, tubos de escape, frenos, llantas o radiador. Esto se debe al elevado poder corrosivo que tiene ese remedio que ayuda a despejar las vías de nieve o hielo.
Esta es la razón por la que no debes esperar a lavar tu coche si has circulado por vías en las que se haya vertido sal. Ni siquiera conviene esperar porque la previsión del tiempo indique lluvias: se trata de un lavado más preventivo que estético y, cuanto antes laves el vehículo, mejor lo protegerás de la corrosión.
Eso sí, ten cuidado de no frotar con esponjas o estropajos las manchas de sal, porque podrías rayar la carrocería. Lo mejor es que emplees agua, que te ayudará a disolverla. Y no olvides los bajos, cuya limpieza es fundamental en estos casos.
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