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Seis consejos para evitar (o, al menos, paliar) roturas en tu parabrisas

Vas conduciendo y, de repente, lo notas. Algo ha impactado en el parabrisas y observas con claridad las huellas de ese impacto. Ya sea una pequeña muesca o una buena raja, lo cierto es que esta situación es un auténtico fastidio. Por eso no está de más seguir algunos consejos que te ayudarán a reducir el riesgo de sufrirla o, si ya es tarde, de que el problema vaya a más:

- Mantén la distancia de seguridad: cuatro de cada cinco roturas de lunas se deben a impactos de gravilla en el parabrisas. Si mantienes la distancia de seguridad con el vehículo que te precede, reducirás las probabilidades de que ocurra esto.

- Ve al taller enseguida: cuando detectes una rotura, no dejes pasar el tiempo. Vete cuanto antes al taller para evitar que un pequeño impacto se agrande o se agriete y, con un poco de suerte, bastará con una pequeña reparación.

- No descongeles el parabrisas con agua caliente: si lo haces, es más probable que se agriete el parabrisas si tiene una microrrotura por el contraste de temperatura. Es mejor usar la calefacción y el sistema de desempañado, o usar un producto descongelante.

- Usa el aire acondicionado para desempañar: el aire frío es más seco y se calienta al llegar al cristal. Así aumenta su capacidad para desempañar sin someter al cristal a un choque térmico excesivo.

- Evita choques térmicos intensos entre interior y exterior: si las temperaturas son extremas, conviene evitar grandes diferencias de temperatura entre interior y exterior y, con ello, un contraste nada bueno para el agrietamiento de las lunas.

- Renueva las escobillas cada seis meses o un año: en tu taller de confianza pueden hacerlo. De esta manera, evitarás rayar el cristal y mejorarás tu capacidad de visión al conducir.

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Fuente: RACC.

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