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Frenos de tambor: ¿cómo saber si hay que cambiarlos?

Los frenos de tambor son habituales en el eje trasero de muchos vehículos, sobre todo los de más antigüedad y ciertos modelos urbanos. Su función consiste en garantizar la eficacia y estabilidad del freno en ese trasero.

Aunque su vida útil es larga, estos elementos se desgastan, al igual que ocurre con los frenos de disco. Tal y como recuerda ECEC, el tambor no debe estar oxidado, ni presentar grietas, surcos o rayados para que la frenada sea eficaz. Además, si hay que sustituirlo, se debe hacer en las dos partes del eje a la vez.

El freno de tambor debe sustituirse siempre cuando presente deformaciones o ranuras profundas. También cuando su diámetro interno se aproxime al máximo indicado por el fabricante. Además, hay tres señales que nos indican que su vida útil está llegando a su fin y debes acudir a tu taller de confianza a que los sustituyan cuanto antes:

- El recorrido del pedal de freno se alarga: esto puede indicar fugas o agarrotamiento en uno o los dos cilindros de rueda, así como una avería en el ajustador automático.

- Chirridos que vienen de la parte trasera: en estos casos, normalmente el forro de la zapata se ha desgastado. Como consecuencia, el metal roza con el tambor, provocando ruido y defecto en la frenada.

- Desvío en la trayectoria al frenar: esto indica que uno de los frenos del eje funciona mal.

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